365 días, 365 fotos

Hace dos años, me animé a realizar un proyecto fotográfico un tanto especial. Un Proyecto 365.

El año anterior, un compañero de la Agrupación Fotográfica de Guadalajara, Virgilio Hernando Vañó, lo había llevado a cabo y no hacía más que contarnos sus alabanzas.

 ¿En qué consiste un Proyecto 365?, básicamente es algo muy sencillo, hay que tomar y procesar una foto cada día durante un año, y opcionalmente compartirla en alguna red social fotográfica para contar con el apoyo y la crítica de otros fotógrafos.

Como no es sencillo ir cargando con la cámara fotográfica todos los días del año, yo me marqué algunos condicionantes añadidos.

Primero, contar con el apoyo de la gente más cercana (es muy friki pasar todo un año pensando por y para la fotografía, y sin el apoyo de los más cercanos, se me antoja imposible).

Segundo, hacerme con una cámara fácilmente transportable, en mi caso recurrí a un móvil con una cámara decente, Sony Ericsson Vivaz, con el reto añadido de que no se notara en las fotos que estaban hechas con un móvil (esto no siempre lo he conseguido como os podréis imaginar, aunque en muchas fotos superar ese reto fue todo un orgullo para mí).

Tercero, y para mí la más importante de las premisas, tenía que conseguir mejorar en mi fotografía, lograr un avance entre la primera y la última foto del proyecto. Si algo tenía claro es que esto tenía que ayudarme a crecer como persona (afrontar y superar un reto siempre nos hace crecer) y como fotógrafo (aprender a mirar en lo cotidiano y sacar una foto medio decente de lo que a simple vista nos parece intrascendente es un buen ejercicio).

Como veréis, no hay 365 buenas fotos, algunas son simplemente un recordatorio de un día de mi vida, otras el mundo se confabula para que nada te cuadre fotográficamente y simplemente salvas el día como puedes, pero otros días, te vas a la cama con la satisfacción de haber resuelto la foto como querías.

Ha pasado ya mucho tiempo desde la finalización de este proyecto, y sin duda, he seguido aprendiendo de la vida y de la fotografía. Pero este proyecto fue un punto de inflexión importarte para aprender a valorar mi trabajo fotográfico.

En una ocasión, mi primer profesor en la fotografía, Julio Fuentetaja, nos dijo que seríamos afortunados si de un carrete fotográfico (yo empecé en esto en la época del negativo y del cuarto oscuro) éramos capaces de sacar al menos una foto buena.

Juzgad vosotros si al menos conseguí sacar una fotografía buena cada mes.  🙂

Saludos.